Retrata tres historias acerca de cómo la tecnología ha
afectado la conexión entre las personas (para bien o para mal), con una pequeña
superposición entre ellas, dos personajes de dos de las historias tienen un
pequeño roce con otro de los relatos, pero esos encuentros no son cruciales ni
forman parte fundamental de las historias.
Disconnect criticaLa película inicia con una graciosa y
atrevida escena donde la periodista, Nina Dunham (Andrea Riseborough) ingresa a
un portal de contenido sexual para obtener un primer acercamiento con Kyle (Max
Thieriot), un menor de edad que trabaja para una red de pornografía
cibernética, y así intentar conseguir una gran nota que, seguramente, la
llevará al éxito. Al mismo tiempo, en alguna otra parte de la ciudad, Derek Hull
(Alexander Skarsgard) y su esposa Cindy (Paula Patton) buscan consuelo por
separado, tras la muerte de su pequeño hijo. Ella se desahoga en una sala de
chat de duelo hablando con un desconocido, y él, apostando en juegos de línea.
Pronto su identidad será robada y todos sus ahorros gastados. La pareja se ve
obligada a contratar a un detective privado (Frank Grillo), quien les revelará
sus “secretos” en la web. Finalmente, Rich Boyd (Jason Bateman), un abogado
adicto al trabajo y dependiente de su celular, y su esposa Lydia (Hope Davis)
deben lidiar con el intento de suicidio de su hijo adolescente, Ben (Jonah
Bobo), tras ser víctima de cyber-bullying por parte de dos compañeros de la
escuela.
Esta pelicula de los logros más importantes de Rubin es
poder captar el lado humano de los personajes, a pesar de que en la mayoría de
las escenas los actores se encuentran sumergidos en sus celulares, ipads o
laptops. Rubin lo logra, creando escenas donde los personajes chatean en línea,
y los espectadores podemos ver en pantalla los mensajes en tiempo real (incluso
con sus nombres de usuarios) y realizando las tomas en primeros planos de los
personajes, logrando captar cada expresión, cada muestra de alegría, cada señal
de dolor. Uno de los mejores momentos es cuando Rich Boyd (Jason Bateman)
chatea con quien, sin saberlo, realizó el acoso cibernético a su hijo. La culpa
y el remordimiento captados en el rostro de ambos personajes logran una escena
realmente emotiva. El efecto que ha conseguido Rubin es totalmente realista, el
espectador puede sentir en carne propia cómo el mundo de cada personaje parece
detenerse por instantes cada vez que mandan un mensaje y, sobre todo, los
segundos de espera para conseguir una respuesta. Es la triste manera en que
actualmente nos comunicamos.
Una de las escenas más impactantes de la pelicula, a pesar
de ser estereotipada, llega al momento del clímax. Las tres historias
finalmente alcanzan su punto crítico, los personajes se encuentran en aquel
momento crucial que podrá definir sus destinos. Los espectadores nos mantenemos
al filo de las butacas, comprometidos con cada personaje, y expectantes ante un
posible final muy violento. Rubin juega con nuestra angustia y corta nuestra
respiración, presentándonos el final de la secuencia con escenas en cámara
lenta acompañadas de la excelente canción On the Nature of Daylight, de Max
Richter. Este es un claro ejemplo de que en ciertas ocasiones, si la escena
está bien lograda, la cámara lenta puede funcionar.
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